Monday, March 02, 2020

MEMORIES OF MAKE BELIEVE

When I was a boy I lived in a small town in North Dakota by the James River. It was built on the hillsides that rose from the broad river valley to the vast prairie above. My schoolmates were from families that farmed or ranched or lived in town. I was of a town family. Almost everyone loved to hunt.

 The farm and ranch boys and girls worked hard on the land in the summer. The town boys and girls, however,  had much time to play during the summer. I and my friends would play for hours in the hills around the town, on the prairie above the town or by the river below the town. We imagined that we lived in that time of great struggle between natives and emigrants, between hunters, ranchers and farmers.

One day it would be a battle between the ranchers who wanted to fence the prairie and raise cattle or sheep and the native  hunters that needed an open prairie so that the bison could come every year. We would chose sides for the game that we called Cowboys and Indians. Other days, it would be the conflict between cowboys, who wanted a large amount of grassland for their cattle to graze, and farmers who wanted to plow the meadow and grow grains and vegetables. The cowboys built fences to keep cattle inside but farmers built fences to keep cattle and Bison outside. A herd of cattle in a cornfield could destroy a year's  harvest in one afternoon.

My sister and her friends would make believe that they had been kidnaped by an enemy nation and were about to be rescued by a handsome prince. The next day, my sister would dress up as a bride for her wedding with the prince.
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MEMORIAS DE HACER CREER

Cuando era niño vivía en un pequeño pueblo de Dakota del Norte junto al río James. Fue construido en las laderas que se alzaban desde el amplio valle del río hasta la gran pradera de arriba. Mis compañeros de escuela eran de familias que cultivaban, criaban o vivían en la ciudad. Yo era de una familia del pueblo. A casi todos les encantaba cazar. 

Los niños y niñas de la granja y el rancho trabajaron duro en la tierra en el verano. Los niños y niñas del pueblo, sin embargo, tenían mucho tiempo para jugar durante el verano. Mis amigos y yo jugamos durante horas en las colinas que rodean la ciudad, en la pradera sobre la ciudad o junto al río debajo de la ciudad. Nos imaginamos que vivíamos en esa época de gran lucha entre nativos y emigrantes, entre cazadores, ganaderos y granjeros.

Un día sería una batalla entre los ganaderos que querían cercar la pradera y criar ganado vacuno u ovino y los cazadores nativos que necesitaban una pradera abierta para que el bisonte pudiera venir cada año. Elegimos lados para el juego que llamamos Cowboys e Indios. Otros días, sería el conflicto entre los vaqueros, que querían una gran cantidad de pastizales para el pastoreo de su ganado, y los agricultores que querían arar el prado y cultivar granos y verduras. Los vaqueros construyeron cercas para mantener al ganado adentro, pero los granjeros construyeron cercas para mantener al ganado y a Bison afuera. Una manada de ganado en un maizal podría destruir la cosecha de un año en una tarde.

Mi hermana y sus amigas hacían creer que habían sido secuestradas por una nación enemiga y estaban a punto de ser rescatadas por un apuesto príncipe. Al día siguiente, mi hermana se disfrazaría de novia para su boda con el príncipe.
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Note: My parish has two Sunday Masses. One in English and one in Spanish. On the rare occasions that this unilingual Deacon has been asked to preach at the Spanish Mass I totally relied upon translation by a willing parishioner. This past Sunday, the First Sunday of Lent, I tried giving a small portion of my sermon directly in Spanish. This post is a record of that attempt. the rest of the sermon was done with the help of a translator. I use Google Translate to facilitate writing in Spanish.

Nota: Mi parroquia tiene dos misas dominicales. Uno en inglés y uno en español. En las raras ocasiones en que se le pidió a este diácono unilingüe que predicara en la misa en español, confié totalmente en la traducción de un feligrés voluntario. El domingo pasado, el primer domingo de Cuaresma, intenté dar una pequeña porción de mi sermón directamente en español. Esta publicación es un registro de ese intento. El resto del sermón se realizó con la ayuda de un traductor.

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